jueves, 23 de abril de 2009

El Dios hecho cisne

(A Leda y el Cisne)

Tumbada en la fina hierba de un campo estéril
yace semidesnudo el cuerpo de Leda;
a la mirada del Dios Zeus,
aclamado por las finas líneas de la princesa
- fémina exótica de soles amanecidos -
renace el ser cubierto de nevado plumaje.

Sediento de los níveos muslos
reclama la virginidad carnal del velo encantado
penetrando la ausencia de su luna escondida.

En un aguacero encendido,
hervido de placeres tildados,
entre lenguas confusas,
desatando el orgasmo en un cruento alarido.

¡Esfuma mis caricias!
¡Amasa mi sexo palpitante!
¡Estruja la etérea cintura de este lecho insaciable!

¡Oh! Dios del placer reencarnado
¡Oh! Ave sepultada en mi sinfonía inconclusa

Último momento de pecado;
encerrado en el espacio de la pelvis virginal
se deshace en una lluvia carnal
el tornasol del encuentro extasiado.

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