jueves, 25 de junio de 2009

La cruz de mi pecado


Es la cruz
el castigo de miradas prohibidas
del acecho, del silencio
el olvido incierto de tu cuerpo de miel.

Naciendo entre una nube de polvo
asfixiando el tiempo, contando los segundos

((somos dos, casi uno))

los que caminan con pecado
… tildando el gemido de tu mundo…

No es amor,
no es capricho ni la fidelidad de la ternura
es el juego de una noche
…es el escape de la locura…

Aleluya


Rocé tu piel
y en un llamado secreto
en tu vientre se levantó el beso.

Era la fe de mi deseo
viajando...
en un suspiro errante del cielo raso
desplegando en tu boca
la bandera de mi cuerpo sin nombre.

Desaté la corbata del tiempo,
arranqué cada botón
de un bendito girasol de amalgamas.

-Somos cómplices-
de un crimen por pagar,

el secreto...
de piernas entrelazadas,

vaivenes...
fricción de incandescencia del matiz,

el quebranto...
de un gemido angelical
dibujando en tu boca
el clamor de un Aleluya...

Desde mi vientre


Sentada en el umbral del mundo,
oyendo la cortina de rocío
que siembra gestos de una flor salvaje,
oculto el orgullo por encima del sol escondido.
Bajo la melodía de un acordeón abandonado
nace el haz de luz de una ansiedad de esperanza,
iluminando desde mi vientre
aquella marca de perdón arrepentido.
A lo lejos se divisa el mar
ajeno a la cortina de rocío,
que entre mis manos
-insólito cielo esparcido-
escurre la madrugada en fuga.
Aquél camino de antiguos veranos
aniquilados en el verbo de una vida inconsciente
estremecen el viento en mi interior
y yo,
la princesa destronada de un mundo paralelo
se desvanece…

El día que decidió no avanzar ( A mi padre)

El día decidió que no avanzaría;
Una lágrima, quizás sin sentido
cayó a la sábana que días antes
cubría los últimos suspiros de tu vida.

¿Es locura pedir explicaciones,
cuando sabes que nadie responderá?

Cuando vi al ataúd llegar
deseaba que no fueras tú.
Las miradas de compasión ante la figura infantil
ansiaban una reacción ante tus manos inertes.
Un beso, casi obligado
me llevó a viajar por el frío de tu mejilla
y aunque esa frialdad sin comparación
recorrió cada recuerdo de tu sufrimiento
blasfemas ante los espectadores nacieron de mi boca.
Reclamé a la injusticia,
a la distancia y a tu muerte prematura.
Tantas miradas enmudecidas
tanto llanto sin poder callar a una criatura
que ante tal desesperación,
su entendimiento viajaba en gritos de angustia.
Reclamé a Dios, a su absurda misericordia
¿Debía pedir perdón?
¡era mi padre el quien yacía en ese ataúd!
A lo lejos,
una melodía estremece lo que queda de tu rostro,
alguna frase que rompía los esquemas de un día lluvioso
y el miedo irremediable
de olvidar tu voz.

jueves, 11 de junio de 2009

La huella del estandarte


Es la noche
a la espera de un juicio,
el profeta anhelado
sin cuento y sin espíritu.
Es la luna apagada
mi sol, mi delirio,
el precio pactado
de los ojos surcando el abismo.

Son los pasos
de un viejo estandarte,
el cansancio del mundo
del tuyo y el mío... siempre distantes...
Son carcajadas olvidadas
apagadas en besos ondulantes,
el vidrio empañado
de tu llanto y de mi sangre.

Fuimos...
la visita inesperada,
la obertura del espectáculo
lleno de gozo, lleno de...nada...
Fuimos...
un futuro que hoy se apaga,
tu vida y la mía
en las huellas de una playa.

jueves, 4 de junio de 2009

El niño del pasaje

Oscurece en el subterráneo de los olvidos
de los pesares, de los estallidos.
Sellado a una suerte incierta
imaginaria e inconmensurable penitencia.

Con la pared extendida y los sueños aplastados
el suelo recoge el llanto quebrantado
con los pies azules y descalzos de ternura
descansa el hambre, el recuerdo y la dulzura.

¿Será el suspiro la saciedad de su escultura?

teñida, solitaria e indeseada
desbocando la condena perfumada
con olor a invierno y a lluvia sin lavar

¿Será el remanso que ha de caminar?

Sus ojitos llenos de miedo vencido
derraman ríos y mares en el asfalto esparcidos
resignado y rendido a la absurda condición
de ser sólo un muñeco de satisfacción.

Son siete las desdichas que lleva a cuestas
siete inviernos de injustas apuestas
tazadas en un pasaje húmedo e inmundo
en el hogar de un niño sin pasado y sin futuro.

martes, 2 de junio de 2009

Balada de un burdel

Tengo un infierno desvelado
una promesa agotada,
un sendero que me lleva
a la esperanza añorada.

Con el orgullo intacto
serena, caminando,
se detiene el cielo
en la perfección del viento.

Es la balada inalcanzable
aquella de los burdeles,
hoy dormidos en las calles
que se alimentan de papeles.

Es el silencio del jardín,
son los nardos pesarosos
ocultando el dolor
de los llamados tormentosos.

Es mi recuerdo,
el puñal de los años,
desvaneciendo el poema
de este escrito desgastado.

Viva chile

Brindo por los años añejos,
por el pan amasado en horno de barro
la lluvia que destiñe las calles
y el vino dulce de mi viejo barrio.

Elevando un volantín en septiembre
se viste la tierra de blanco, azul y rojo.
Es la gente de mi pueblo
la que canta y toma chica, ni tanto, ni tan poco.

Son los borrachos que brindan por la patria
persiguiendo el cacho que circula por la fiesta,
es mi sangre, alborada de la dicha
que danza, con un pañuelo blanco en esta brisa.

¡Brindo!, dijo mi vecino
¡por el ponche de tu casa!
y de tanto que le dije asombrada:
¡deje de chupar, compadre!
me preguntó: ¿ y por qué no le dice eso a su hermana?

¡Viva Chile, mierda!
lo digo con orgullo
porque es mi vida la que queda
en este suelo, tan mío y tan tuyo.

Peces