miércoles, 28 de abril de 2010

Y será noche

Habrá victorias dentro de botellas de vidrios
cuando se despegue la opacidad de la madera podrida;
cuando se atraganten las lenguas perforadas
que lastiman la sequedad del alma ante el descontrol.


Resistirá el borde afilado de la consciencia
cuando ya no lastime el tiempo
y se haga resurrección eterna en el vientre vacío
de una pérdida ensangrentada de olores y pobreza.


Y será noche,
porque en la noche se esconden las sombras,
porque a nadie le importa si vivo o muero,
porque ante la desgracia se desvía la mirada
y se muerden los huesos enterrados en el basural.


La pretensión será la justicia de la orfandad
ante la ceguera y la mudez
de un niño que llora lágrimas secas.
Un niño que busca entre criaturas deformes,
la semejanza de un rasgo de piel que no cabe en sus manos.


Para reír,
para caminar,
para soñar,
para vivir.


Para amar un cuento partido a la mitad
en el que nacían victorias dentro de botellas de vidrio,
batallas que invadían la fantasía de un anhelo.


El anhelo que se suicidó de noche,
cuando las sombras suelen esconderse
y cuando a nadie le importa
si vivo o muero.

lunes, 26 de abril de 2010

Me pinté los labios

Me pinté los labios para esperar la muerte
y ella me dibujó una flor en el rostro.
Me recibió con un aplauso
mientras el lápiz de ojos se desvanecía en mi cuello.
No besó mis labios.
Me besó en la frente
bajo la excusa de que en mi boca revoloteaban
demasiadas mariposas.
Le cubrí el rostro con mis manos
y soplé,
el secreto que ya no me pertenece.

sábado, 10 de abril de 2010

Ya no me trago la ausencia

Ya no me trago la ausencia.
Doy vueltas y cuento al revés
para provocar el hambre
destrozada por sus manos.
Me tomo un café
y brindo a las historias
que ya no cuenta,
que ya no imagina
ni piensa...


Ya no mastico las ansias,
ya no duele
el tecleo pegado en la pared
y suelo soportar de vez en cuando,
la mirada nauseabunda
de un enfermo degenerado.


Ya me acostumbré
a no tener aventuras,
a la rutina absurda
de un baile de domingo
y a no esperar.


Ya me cansé
de dormir en el suelo
y de soñarle al viento,
de vomitar la bilis
por los ojos
y de exprimir el corazón
que tuve en las manos.

Peces