jueves, 29 de noviembre de 2012

Veintitrés horas

Que no tema tu mujer.
-No pretendo enamorarte el alma-

Que no desvaríe en celos ni inconsecuencias.

No soy una mancha de lápiz labial en tu cuello,
tampoco un nombre disfrazado en tus historias.

Que no me culpe si he de habitarte el sueño
ni que prefieras dormir veintitrés horas al día.

Shhh...

Cúlpala a ella,



por despertarte...


Peces