lunes, 27 de abril de 2009

Memorias de un hombre muerto

Si pudiera contar una historia
narraría al tiempo como mi fiel escudero
y entre tanto que pienso en los recuerdos de mi olvido
asiento, con una rosa en los labios
mi cruel y desesperado destino.

El camino que mis ojos taciturnos han extraviado
lleva el tatuaje de cielos que se aniquilan,
cansados de sus verbos contraídos
se esparcen bajo la tormenta que lentamente se avecina.

Una cortina rasgada me mostró el mundo
amortajado de cenizas que mis pisadas iban dejando;
callado, en el abismo de mi inconsciente taciturno
nacían las aves de mi espacio, con sigilo caminando.

El racimo de los instantes congelados en segundos,
crueles espasmos de sonrisas apagadas,
ofuscados de placeres inmundos,
ofrecían el precio de habitaciones incendiadas.

Rápido como un beso furtivo
robado, casi secuestrado
la vida se fue desvaneciendo
impregnada de arrepentimientos que en el ayer he arrastrado.

Las raíces de mis entrañas que ruidosas se revelan
repiten sin cesar las voces de mi conciencia,
reprimen los gritos de las almas que celan
agónicas y extraviadas, cada instante de mis vivencias.

Hoy no lloro por estar triste
ni sonrío por estar feliz
ser un ente sin sentimientos, preso y libre
me hace pensar en lo insignificante que es morir.

Debajo de esta tierra sin vida
absurda, extraña y compartida
se retuercen las memorias sin sentido de un muerto que alucina
y entre sueños imposibles que en soledad se mimetizan.

jueves, 23 de abril de 2009

El Dios hecho cisne

(A Leda y el Cisne)

Tumbada en la fina hierba de un campo estéril
yace semidesnudo el cuerpo de Leda;
a la mirada del Dios Zeus,
aclamado por las finas líneas de la princesa
- fémina exótica de soles amanecidos -
renace el ser cubierto de nevado plumaje.

Sediento de los níveos muslos
reclama la virginidad carnal del velo encantado
penetrando la ausencia de su luna escondida.

En un aguacero encendido,
hervido de placeres tildados,
entre lenguas confusas,
desatando el orgasmo en un cruento alarido.

¡Esfuma mis caricias!
¡Amasa mi sexo palpitante!
¡Estruja la etérea cintura de este lecho insaciable!

¡Oh! Dios del placer reencarnado
¡Oh! Ave sepultada en mi sinfonía inconclusa

Último momento de pecado;
encerrado en el espacio de la pelvis virginal
se deshace en una lluvia carnal
el tornasol del encuentro extasiado.

Conjugación perfecta

Así,
protegiendo tu sexo entre mis piernas,
saboreando el gemido de tu lengua.

Desatando el roce de mis muslos soñados,
encontrando el sitio de tu dorso,
exactamente abismado.

Así,
desparramando el líquido de mis pensamientos;
deseando la adicción de tu vientre seminal.

La fertilidad estampada en tu mano curiosa
buscando la flor de tu sentido carnal
en mi silueta que en tus dedos goza.

Así,
ensimismada en tu vocablo vagabundo;
respondiendo a mis pedidos lujuriosos.

Hembra en celo de las huellas de tu cama;
rompiendo la inocencia del cuello mordido
lamiendo el cielo de la estaca acompañada.

Así,
en vaivenes increíbles
en la fantasía de mil miradas.

Así,
tocándome,
penetrándome,
gimiéndote,
ahogándote.

Asesinando tu orgasmo en mi círculo de espasmos
castigándote con uñas en tu espalda,
con el grito de mi pecho perfecto.

Indiferente al entendimiento
de los poros sudados
de tu beso naufragado.

El sentido insano de la locura de tu ser
resumido en la paranoia del encuentro;
único espejismo de la noche dibujada
en el derecho de ser, irrefutablemente, mujer.

Ave verum de tu piel

Salve ¡oh! verdadero cuerpo de manantiales;
rozándote entre libertades mantenidas
mis dedos surcan tu pecho inmolado.

¿Qué aves se posaron en tus manos
cuando el cielo de tu tacto resumía mi musicalidad?

Esperando la delicia de tu mirada
-incandescente artimaña de mi humanidad-
en el silencio atónito de tus pupilas
me

d
i
b
u
j
a
s

Tan sólo la plegaria de mis caderas crucificadas
ofrendan el lecho de tu divinidad florecida;
llovizna de hilos de plata añorados
tejen la ilusión de la distancia que se aproxima.

Deleitada con tu aliento susurrando amores
navegas por el sabor de los pliegues de mi cama;
el paraíso de tu irremediable sed
se

e
n
t
r
e
g
a

Extendido en la tarde de mis huellas,
invadiendo mi presencia
-tus ojos en mis ojos-
-tu boca en mi boca-
acostumbrándome al vaivén de azules goces
c
a
e
s
en el río de la semilla de mi regreso,
-al otro lado de los sueños-
multiplicado en versos, que hoy te canto.

Un cuento absurdo

Entre la pesadilla de un naufragio arrepentido
extiendes las raíces de tu soledad;
(extraña sensación)
emergiendo del abismo de mi tortura
yace el secreto de la silenciosa trampa.


¿Acaso la conciencia mitigada de insensatez,
arrullada de abusos obstinados,
merece perdonar el pasado de acuarelas rasgadas?



Una vez más mi cielo se reencuentra con tu infierno,
la devastación de mi razón que se pudre en tu imagen
reclama el final de esta guerra interminable.


La condena del dolor me aleja de los pensamientos
el tiempo
NO AVANZA
en lugar de los segundos, presiento tus acentuados latigazos.


Perdida en la dictadura de aquella vil mirada
Usurera de sueños, ahora dormidos en la fe asesinada;
Tú, ave de rapiña de los ahogos de mi llanto
Atragantada de insultos nacidos de tus blasfemias ultrajadas;


(PUTA vida reflejada en un libro de cuentos absurdos)


Ahora son tus miedos los que invaden la irreal libertad;
los sueños de antaño esparcidos en el pantano de tus venas
se apoderan del corazón marchito que tejió mi sufrimiento
(reflejo de las heridas que ahora te juzgan)


Tu recuerdo aún vive en mi silencio;
el remedio del tiempo incinerado por tus verbos
exclama en un vuelo casi agónico
¡He de morir para olvidar!


Te alimentaste de mis virtudes idolatradas
mientras, en la soledad, encontraba aquella compañía moribunda;
arrastrándome por los espinos de millones de esquinas
(ensangrentadas manos )
mi cielo se alejó de tu infierno.



El ayer
falleció en el centro de tus trincheras
aniquilando la mitad de mi refugio,
consumiendo el aire de mis palabras.



El hoy
esquivó la oscuridad de tus pasos
sosteniendo la mano de la otra mitad de mi vida,
cultivando el coraje del cofre de mis sueños.


El mañana
continuará recordando,
regresará a cuidar tu oscuridad,
contemplará el sol de mis propios pasos,
llenará tu infierno, mil veces visitado
y algún día, será perdonado.

jueves, 9 de abril de 2009

Somos los que no olvidamos

Encerrados en un lazo de recuerdos
ahogando el llanto de vidas vacías;
somos los que deambulamos.

La noche maltratada nos cobija
entre sombras amanecidas.
Dibujamos en un papel rasgado
exhoneramos el aliento mal nacido;
somos los que nos quedamos.

Entre colillas de visiones consumidas
se plasma el desierto del alma escondida;
danzando al compás del soneto aplaudido
fingiendo el goce del garabato aclamado;
somos de los idiotas, los más premiados.

¡Vengan! sinuosos espasmos de tierras conquistadas
¡Tiemblen! extenuadas líneas de diástoles enamoradas.

Enraizamos la mirada de soledades cautivas
a la espera de una firma mil veces maldita.
Soñamos en un canto de voces que calladas silencian
aquellos roces de una mente que se expresa;
somos los desterrados.

¡LLámennos imbéciles!
¡Nómbrennos estériles!
somos, en una letra expandida,
en una frase escurrida;
el hombre y la mujer que no olvida.

martes, 7 de abril de 2009

La última noche

Mantén la llama de tu paraíso desplegado
con el tacto de tu conciencia lasciva.

Esclavizando la piel bajo los tildes de tu lengua;
reinado único de tu virtud renacida.


Constelada en la tragedia de mis muslos desenfrenados
Perdida en el instante de tu sexo embravecido

T
E

S
I
E
N
T
O

Tan dentro;
tan cálido;
tan precisamente
mío.

viernes, 3 de abril de 2009

De ti aprendí

De ti aprendí
que un beso es el estallido de un nuevo comienzo
que el escalofrío de una caricia hace temblar mi arte
y la soledad se hace nada en el espacio de mis sueños.

Sin querer me siento capaz de apagar las señales de tu cuerpo
de tu boca
ahogada en el grito de amor hechizado en tu crucifijo
inventando la madrugada, enlazando los minutos del reloj.

De ti aprendí
-indomable exaltación de mis versos-
que un desafío es lanzar al abismo las fantasías
congelando tu roce entre las ínfimas distancias que nos separan.

Apaga las luces
-somos sombras-
en algún lugar de tu mente soy el resplandor de tu sonrisa
en tu cuerpo, soy el dominio de tus embajadas de miel.

De ti aprendí
que amar es verbo
-conjugación de ternura y agresividad-
que a tu lado soy diosa, real estructura moldeada a tu ser.

Peces