Tanka (Consta de cinco versos de 5-7-5-7-7 sílabas.)
Tu voz me arrulla
alejando los miedos.
Entre mis manos,
que celan esa boca
me pierdo en el silencio.
martes, 26 de mayo de 2009
lunes, 25 de mayo de 2009
Haikus
Es mi petición
salir del desperdicio
de nuestros pasos.
Entre tus piernas
despierto al anochecer
saciada de ti.
salir del desperdicio
de nuestros pasos.
Entre tus piernas
despierto al anochecer
saciada de ti.
sábado, 23 de mayo de 2009
Talcahuano
Nací entre los roqueríos de un puerto de grandes avenidas
conociendo su historia entre el hierro forjado y la sal.
Saludando a los viejos lobos de mar
me torné parte de su sangre, de su herencia.
La lluvia ha cubierto los techos de lata
los que salen volando durante los voraces temporales
inundando las poblaciones que hacen revencia a los cerros
alzados al compás de las industrias del puerto pesquero.
Al graznido de las gaviotas, el amanecer retorna a mis ojos
el mar, tantas veces sepulcro de almas perdidas
idolatra al cielo que se mece sobre las nubes atrevidas
amenazando volcarse sobre los mechones de mi cabello.
¿Podré alejar mis pasos de estas calles rotas?
Cuando sólo la locura de los borrachos en las esquinas,
despiertan al viejo puerto luego de la farra sin causa
cantando la plegaria del himno de sus sueños.
Si de tí, puerto querido, vuelvo a partir
será este el legado de mi cariño.
Si volviera a equivocarme una vez más al irme de aquí
serás el nido, Talcahuano de mi vida,
del silencio que en mi cerro hoy habita.
conociendo su historia entre el hierro forjado y la sal.
Saludando a los viejos lobos de mar
me torné parte de su sangre, de su herencia.
La lluvia ha cubierto los techos de lata
los que salen volando durante los voraces temporales
inundando las poblaciones que hacen revencia a los cerros
alzados al compás de las industrias del puerto pesquero.
Al graznido de las gaviotas, el amanecer retorna a mis ojos
el mar, tantas veces sepulcro de almas perdidas
idolatra al cielo que se mece sobre las nubes atrevidas
amenazando volcarse sobre los mechones de mi cabello.
¿Podré alejar mis pasos de estas calles rotas?
Cuando sólo la locura de los borrachos en las esquinas,
despiertan al viejo puerto luego de la farra sin causa
cantando la plegaria del himno de sus sueños.
Si de tí, puerto querido, vuelvo a partir
será este el legado de mi cariño.
Si volviera a equivocarme una vez más al irme de aquí
serás el nido, Talcahuano de mi vida,
del silencio que en mi cerro hoy habita.
viernes, 22 de mayo de 2009
El foco de atrás
(A Mónica Troncoso, por la genial idea del foco de atrás)
¿Ves a la gente pasar por la calle?
yo solía verla cuando el foco de atrás
con tenue brillantez,
alumbraba mi vereda.
Deslumbraba la inocencia de las siluetas calladas,
amortajaba el llanto de la luna en calma.
Cuidando las almas perpetuas de sal,
alzando el tiempo de su luz, sin piedad.
Calla,
¿oyes las voces que circundan el foco de atrás?
las polillas se retuercen entre el musgo del pedestal.
Anillando el cascarón de las sombras
las heridas de las nubes caen a mis pies,
rozando con ansias el manto gris del invierno
hundida en la vereda singular del viento.
¿Deseas retornar a la luz que te entregaba el foco de atrás?
piénsalo bien,
hoy somos una sombra que esquiva el sendero
que se desvanece sin razón ni causa
bajo la oscuridad de aquél tendedero.
¿Ves a la gente pasar por la calle?
yo solía verla cuando el foco de atrás
con tenue brillantez,
alumbraba mi vereda.
Deslumbraba la inocencia de las siluetas calladas,
amortajaba el llanto de la luna en calma.
Cuidando las almas perpetuas de sal,
alzando el tiempo de su luz, sin piedad.
Calla,
¿oyes las voces que circundan el foco de atrás?
las polillas se retuercen entre el musgo del pedestal.
Anillando el cascarón de las sombras
las heridas de las nubes caen a mis pies,
rozando con ansias el manto gris del invierno
hundida en la vereda singular del viento.
¿Deseas retornar a la luz que te entregaba el foco de atrás?
piénsalo bien,
hoy somos una sombra que esquiva el sendero
que se desvanece sin razón ni causa
bajo la oscuridad de aquél tendedero.
martes, 19 de mayo de 2009
Pluma de cristal
Fragilidad del alma que entona la imaginación
dibujando sin límites de espacios
en cada centímetro de la mirada ansiosa
que teje, acompañando a una voz,
el clamor de la aurora.
Racimo de circunstancias que crecen
que endulzan la individualidad de una frase,
estallando en la artimaña de la lucidez
por cada humano que se arrulla en su cauce.
La pluma,
merecedora de idolatrías extasiadas
tatuando la danza de la locura sin causa,
alzando la copa de vino embelezada.
El cristal,
desafío de un grito sin nombre,
sutileza de un par de noches en agonía,
la caricia de esta loca
que sobre versos
C
A
M
I
N
A
dibujando sin límites de espacios
en cada centímetro de la mirada ansiosa
que teje, acompañando a una voz,
el clamor de la aurora.
Racimo de circunstancias que crecen
que endulzan la individualidad de una frase,
estallando en la artimaña de la lucidez
por cada humano que se arrulla en su cauce.
La pluma,
merecedora de idolatrías extasiadas
tatuando la danza de la locura sin causa,
alzando la copa de vino embelezada.
El cristal,
desafío de un grito sin nombre,
sutileza de un par de noches en agonía,
la caricia de esta loca
que sobre versos
C
A
M
I
N
A
Como el vino tinto
Reluces al mirarte en un templo de colores vermellón
intentando arrastrar una despedida sin final,
aferrándote al encuentro de un pasado distinto a los demás,
cuyo aire se evapora en la inspiración de tu voz.
Ardiendo junto al veneno de tus recuerdos
devoro los frutos de la dulce plegaria de tus gemidos;
mientras el periódico de ayer anuncia sin compasión
-atónito bajo tus manos-
que el día ha partido.
Alrededor de tu tibia piel se resbala la experiencia de amores,
arrancando en cada pálpito la inevitable costumbre de tu encanto
saciando con el sabor de tus labios, con el fuego de tu aliento
la esperanza de mis días, bebiéndote en cada roce
-como el vino tinto-
entre la geometría singular de tu noche.
intentando arrastrar una despedida sin final,
aferrándote al encuentro de un pasado distinto a los demás,
cuyo aire se evapora en la inspiración de tu voz.
Ardiendo junto al veneno de tus recuerdos
devoro los frutos de la dulce plegaria de tus gemidos;
mientras el periódico de ayer anuncia sin compasión
-atónito bajo tus manos-
que el día ha partido.
Alrededor de tu tibia piel se resbala la experiencia de amores,
arrancando en cada pálpito la inevitable costumbre de tu encanto
saciando con el sabor de tus labios, con el fuego de tu aliento
la esperanza de mis días, bebiéndote en cada roce
-como el vino tinto-
entre la geometría singular de tu noche.
martes, 12 de mayo de 2009
Día de la Enfermera
Renaces en cada llanto, en cada pedido de ayuda
Cautivando el dolor de noches agónicas
Brindando el canto ideal de la compañía final
Rasgando el tiempo, congelando los instantes.
Alcanzas aquella semilla del río de los sueños
Llegando al extremo de un sinfín de entregas
Dibujando con un trazo de sonrisa, la silueta de la vida que se escapa
Cual guardián de un templo de realidades libres.
Recorriendo un pasillo desvanecido de histerias
Atraviesas, sin caer en el dominio de la oscuridad,
El reflejo del despertar que susurra el aire
Dejando la vida, en un beso moribundo y dispuesto a partir.
Cautivando el dolor de noches agónicas
Brindando el canto ideal de la compañía final
Rasgando el tiempo, congelando los instantes.
Alcanzas aquella semilla del río de los sueños
Llegando al extremo de un sinfín de entregas
Dibujando con un trazo de sonrisa, la silueta de la vida que se escapa
Cual guardián de un templo de realidades libres.
Recorriendo un pasillo desvanecido de histerias
Atraviesas, sin caer en el dominio de la oscuridad,
El reflejo del despertar que susurra el aire
Dejando la vida, en un beso moribundo y dispuesto a partir.
Duerme niñita
Duerme niñita, entre los lirios de la alfombra,
olvida el calendario que tiende a repetir
las mismas sombras que se enfrentan a tus pasos
brotando en destellos que retroceden con sigilo.
Ni siquiera los gritos derretidos que atraviesan el umbral
que incesantemente susurran sobre tu espalda
abrirán la ventana de luz que se alejan de la realidad,
sollozando en el pasillo del muro de tus sueños.
Duerme niñita, acurrucada en los brazos de un recuerdo,
admirando el silencio que poco a poco se desata.
Alejándote del verbo de la injusticia,
de los presentes corporales de la bestia que te tiene aprisionada.
El olor a tabaco que destilan sus manos,
hurgando entre la inocencia de futuras miradas
recogen, sin un mísero pensamiento
el sepulcro de tus días felices.
Duerme niñita, que en el regazo de esta noche sin tormenta
serás el ave que privada de su plumaje
surcará el cielo más allá del tiempo,
a la espera de un nido que no detendrá la sonrisa añorada.
Duerme niñita, yo seré tu compañera
ahogando los espacios de aquél inconciente
sosteniendo tu mano en el vacío
llevándote a mi lado, sin sollozos ni escalofríos.
olvida el calendario que tiende a repetir
las mismas sombras que se enfrentan a tus pasos
brotando en destellos que retroceden con sigilo.
Ni siquiera los gritos derretidos que atraviesan el umbral
que incesantemente susurran sobre tu espalda
abrirán la ventana de luz que se alejan de la realidad,
sollozando en el pasillo del muro de tus sueños.
Duerme niñita, acurrucada en los brazos de un recuerdo,
admirando el silencio que poco a poco se desata.
Alejándote del verbo de la injusticia,
de los presentes corporales de la bestia que te tiene aprisionada.
El olor a tabaco que destilan sus manos,
hurgando entre la inocencia de futuras miradas
recogen, sin un mísero pensamiento
el sepulcro de tus días felices.
Duerme niñita, que en el regazo de esta noche sin tormenta
serás el ave que privada de su plumaje
surcará el cielo más allá del tiempo,
a la espera de un nido que no detendrá la sonrisa añorada.
Duerme niñita, yo seré tu compañera
ahogando los espacios de aquél inconciente
sosteniendo tu mano en el vacío
llevándote a mi lado, sin sollozos ni escalofríos.
domingo, 3 de mayo de 2009
Un gato negro en el tejado
Mirando hacia al sur;
los ojos palpitantes de grises esquinas,
observando la vida apagada en un hilo del tendedero
y ella, con la silueta entre sábanas, indiferente a la escena sobre el tejado
oye el tren que a lo lejos se escapa con el viento.
Sus memorias sin sentido, bajo el techo sin cielo raso
se acurrucan en las palabras de amor que antaño llenaban su existencia.
La cruz de su sigiloso compás al andar
yacen hoy en un charco de lluvia desgastado.
¿Es éste el símbolo de fidelidad que mis últimos minutos,
llenos de extraños silencios,
se aferran a la religión de los sueños de su vestido?
La vista ofuscada, sin solución aparente
dibuja cada mechón de su cabello
y sus manos, reveladas en caricias interminables
se encuentran con el eco de mi aliento moribundo.
¿Es éste mi último lecho,
el frío y cruel término de mis días junto a ella?
Las sábanas del tendedero han grabado su silueta
y sin conocer las lágrimas, se reflejan con dolor en mi alma sin suerte.
Así se va el silencio de mis temores,
tan insignificante, tan irremediablemente olvidado.
Seré uno más de tantos absurdos agónicos,
que pasan su vida enamorados de la nada;
seré, el abandonado
sólo un gato negro más que muere en el tejado.
los ojos palpitantes de grises esquinas,
observando la vida apagada en un hilo del tendedero
y ella, con la silueta entre sábanas, indiferente a la escena sobre el tejado
oye el tren que a lo lejos se escapa con el viento.
Sus memorias sin sentido, bajo el techo sin cielo raso
se acurrucan en las palabras de amor que antaño llenaban su existencia.
La cruz de su sigiloso compás al andar
yacen hoy en un charco de lluvia desgastado.
¿Es éste el símbolo de fidelidad que mis últimos minutos,
llenos de extraños silencios,
se aferran a la religión de los sueños de su vestido?
La vista ofuscada, sin solución aparente
dibuja cada mechón de su cabello
y sus manos, reveladas en caricias interminables
se encuentran con el eco de mi aliento moribundo.
¿Es éste mi último lecho,
el frío y cruel término de mis días junto a ella?
Las sábanas del tendedero han grabado su silueta
y sin conocer las lágrimas, se reflejan con dolor en mi alma sin suerte.
Así se va el silencio de mis temores,
tan insignificante, tan irremediablemente olvidado.
Seré uno más de tantos absurdos agónicos,
que pasan su vida enamorados de la nada;
seré, el abandonado
sólo un gato negro más que muere en el tejado.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)