lunes, 19 de diciembre de 2011

Lucía

Ese paso indestructible del futuro,
de cuando se perdió la madrugada en las frutas
y se hizo espuma el vientre que ya no me pertenece.
Pude olerte en las noches,
desearte en las palabras que no pronuncié
y sentirte, sabiendo que no estuviste,
ni estarás.
Lucía,
Lucía,
pudiste ser un sol,
incluso más que yo;
una migaja en el suelo
o una pluma solitaria,
pero preferimos hacerte perfecta.
Perfecta e imposible de existir.
Ya no serás un asunto pendiente
y aquí nos tienes,
presos en un calendario sin fechas ni onomásticos,
hablándote al revés,
porque así debió de ser,
porque la cobardía te pisoteó
y en la siguiente página no estará tu nombre.
Lucía,
Lucía,
Lucía,
un albedrío, un suicidio.
A ti ya te escribí Lucía,
e insistes en aparecer en mis cenizas,
en mis azules.
Inimaginable en tu esencia
y eterna en mis olvidos.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Mujer a medias

Mujer a medias,
retazos de abrazos
y un temblor de noches primaverales.
No fui más hermosa ni más feliz.
Fui yo,
en un gemido ahogado que se destrozó
cuando la escarcha ya no se hizo más
y el agua se hizo tú.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Vertebral

Mi belleza burda,
mi estrepitosa vergüenza
y esas agallas que se extraviaron
entre los pliegues de las manos.
Un rencor indefinido,
taciturno entre las lenguas vespertinas;
vertebral en ciertos extremos
e incomprensible en su propia (des) humanidad,
devoró las alas
en un viaje que nunca iría a comenzar.

domingo, 28 de agosto de 2011

Nunca duele y siempre duele

Me convertí en vertiente inmadura,
holgada entre las sábanas de una cama resbaladiza
y negando desde las uñas
que estoy en el lugar equivocado.
Nunca duele y duele siempre esa incertidumbre filosófica
de abrazar la madera húmeda,
de hurgar la herida hasta el fondo,
de roerle al tiempo las entrañas.
Aún cuando entre mis piernas se resequen las raíces
y destile el polvo amarillento de aquellos instantes.
-Sus instantes-

jueves, 7 de julio de 2011

"Des-"


Me fui quedando atrás,
ausente del tiempo y sin vergüenzas
Dejé de mejorarme,
emborrachándome en bilis y espasmos
Desorientada, desdentada y disgustada.
Me senté y allí me quedé,
fotografiando mi propia desesperanza
al no poder encontrarte,
al no poder masticarte
y mucho menos,
degustarte.

lunes, 23 de mayo de 2011

Pies cansados




Es hora de peinar cristales con los dedos,
de articular el mármol en los espejos
y acurrucar huesos en las uñas.
Mientras la voz retumba en médulas en llamas
y la muerte va tiñendo la luna de sombras,
voy fumando las metáforas de motivos escarchados,
mirando a través de tus pies
ya cansados de seguir mis pasos.

Pensándo-te


Volveré a estrenarte,
a despegar retazos
y a borrar el rubor de mis dedos.
Volveré a rozarte entre sonrisas,
a esbozarte el rostro
mientras el iris incandescente de tus dudas
busca mis aciertos.
Y regresaré para partir,
para mentirle a mis secretos,
pensándome tal como a ti.

sábado, 16 de abril de 2011

Invierno

Me vi durmiéndote en días tuyos,
tan tuyos que ni siquiera eran míos.
La noche iba despertando triste
tras las campanadas de las sábanas.
-Siempre en alto el retorno del invierno
en frío y lluvia seca-
Cuando incluso tu nariz se enredaba en mis piernas,
en un campo cerrado, desentendido de ti y de mi.
Ya no importa lo que suele ser.
Se tienden en la cama la arrogancia y la estupidez
de mis manos, de mi espalda.
Frías y secas de las tuyas,
empolvadas del metal que vulnera tus recodos.

viernes, 11 de febrero de 2011

Tu beso huele a muerto


Tu beso huele a muerto
y me gusta esa mezcla de hedor e infierno,
única como la sombra que se apaga en el camino,
como la opacidad de las manillas del reloj.
Los ojos se me astillan.
Destilando nubarrones en celo
se enredan las migajas que ignoraron
por tanto tiempo,
la razón que me obligó a ignorarte como amante,
como souvenir .
Tan furtivo fue tu camino
que el mío se cruzó con la embriaguez de la medianoche
cobijando una imagen desteñida y plasmada en mis pies.
Los callos de mis manos tienen hoy un nombre,
porque tu beso huele a muerto y me gusta,
porque descanso en tu lengua
y te pierdes en mí, hasta no encontrarte.

lunes, 3 de enero de 2011

Fuimos la mitad


Somos uno,
a pesar de que fuimos la mitad de lo inexistente,
de lo bruto, de lo inmoral.
El suministro de exigencias viajan para quedarse
y van obturando las imágenes de labios y brazos
que se endurecen.
Como una puta que no elige su destino,
nos contorneamos entre risotadas cínicas.
Pero seguimos siendo uno,
incluso cuando fuimos la mitad.

Peces