jueves, 12 de marzo de 2009

Animal-humano

Me gustan las siluetas corroídas de un papel desgastado,
lo ácido, lo insano, lo insalubre.
Admiro al poeta que ve en lo hermoso la cruel realidad
que resbala por el cuello inflamado de la envidia.

Persigo las ruinas extravagantes del infierno vertido en mi vientre
husmeando la derrota del jugador aniquilado.
Me gusta jugar con la razón de los insólitos impostores
llegando al final de la vulnerabilidad "animal-humana".

Estrujo el manto estoico de los versos blasfemos
condenando la compasión, la piedad, el perdón.
Me rebelo ante el estímulo hipócrita y rendido a la ridiculez
amando la indiferencia del demonio asfixiado por la mentira.

Obedezco al amo de la perdición y el pecado
resumiendo al corazón en una ilusión, en la utopía del mundo desdichado.
Prefiero la verdad inexistente,
al que posee mentiras viejas pero bien dichas.

Soy la cazadora de plegarias lujuriosas,
la duda de la desgracia,
la pesadilla convertida en fuego eterno,
la sangre palpitante del camino estrecho a mi sendero.

Soy la que recorre el dolor del suicidio anticipado,
la que recoge los restos de la falsedad absurda,
la insolencia hecha carne,
el regazo ardiente y despediado del regreso constante.

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