domingo, 18 de noviembre de 2007

Gladys, mi madre

Naciste entre lanchas a orillas del mar
La playa se inclinaba a tus pies como el ave ante el sol.
La brisa de aquel día susurraba tu nombre... Gladys.
Tu sonrisa hacía delirar los árboles de tu jardín
y tu casa, refugio de tu pequeño ser ,
recibía el calor de tu nueva y dulce vida.
Las costas de los alrededores
marcaban tenazmente con el romper de las olas
la llegada de la nueva habitante de Caleta Candelaria... Gladys.
Nombre que te destinaba a ser mujer de hierro,
vencedora de batallas contra la vida, contra el destino.
Tu sangre corre cual río por tus venas
enfrentando el día a día y el invierno de los hogares fríos.
Llantos y alegrías han marcado la vida de la pequeña que nació a orillas del mar.
Ni siquiera el paso cansado de tus días actuales
derriba a la mujer de armas, batallas y luchas sin fin.
Cada amanecer es el nuevo despertar de un día difícil.
Mi alma se admira de tu fuerza,
mi corazón no latiría si no existieras tú.
Tu vientre fue mi morada
y hoy tus manos son mi alimento.
Mañana, lo que me has dejado, lo que me has enseñado
conquistará el mundo por una sola razón.
Porque el mundo que en mis manos estará
será tuyo, como aquel día entre lanchas a orillas del mar.

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