jueves, 25 de junio de 2009

El día que decidió no avanzar ( A mi padre)

El día decidió que no avanzaría;
Una lágrima, quizás sin sentido
cayó a la sábana que días antes
cubría los últimos suspiros de tu vida.

¿Es locura pedir explicaciones,
cuando sabes que nadie responderá?

Cuando vi al ataúd llegar
deseaba que no fueras tú.
Las miradas de compasión ante la figura infantil
ansiaban una reacción ante tus manos inertes.
Un beso, casi obligado
me llevó a viajar por el frío de tu mejilla
y aunque esa frialdad sin comparación
recorrió cada recuerdo de tu sufrimiento
blasfemas ante los espectadores nacieron de mi boca.
Reclamé a la injusticia,
a la distancia y a tu muerte prematura.
Tantas miradas enmudecidas
tanto llanto sin poder callar a una criatura
que ante tal desesperación,
su entendimiento viajaba en gritos de angustia.
Reclamé a Dios, a su absurda misericordia
¿Debía pedir perdón?
¡era mi padre el quien yacía en ese ataúd!
A lo lejos,
una melodía estremece lo que queda de tu rostro,
alguna frase que rompía los esquemas de un día lluvioso
y el miedo irremediable
de olvidar tu voz.

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