
Rocé tu piel
y en un llamado secreto
en tu vientre se levantó el beso.
Era la fe de mi deseo
viajando...
en un suspiro errante del cielo raso
desplegando en tu boca
la bandera de mi cuerpo sin nombre.
Desaté la corbata del tiempo,
arranqué cada botón
de un bendito girasol de amalgamas.
-Somos cómplices-
de un crimen por pagar,
el secreto...
de piernas entrelazadas,
vaivenes...
fricción de incandescencia del matiz,
el quebranto...
de un gemido angelical
dibujando en tu boca
el clamor de un Aleluya...
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