martes, 2 de junio de 2009

Balada de un burdel

Tengo un infierno desvelado
una promesa agotada,
un sendero que me lleva
a la esperanza añorada.

Con el orgullo intacto
serena, caminando,
se detiene el cielo
en la perfección del viento.

Es la balada inalcanzable
aquella de los burdeles,
hoy dormidos en las calles
que se alimentan de papeles.

Es el silencio del jardín,
son los nardos pesarosos
ocultando el dolor
de los llamados tormentosos.

Es mi recuerdo,
el puñal de los años,
desvaneciendo el poema
de este escrito desgastado.

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