miércoles, 24 de marzo de 2010

Temo golpear su puerta

Mis pies fueron extraños
y mis manos un insomnio.
Mis caderas disfrutaron el adiós de un reencuentro
cuando no era el deseo
y sí la compasión,
lo que perduraba en el instante que no era yo quien te acurrucaba.
Caí ante el regreso de un pasado
que temo se haga futuro.
Aseguré la ambigüedad de una estancia intranquila,
de la duda y las mentiras que atormentan las heridas de dos a-dioses.
Ayer, como hoy se esfuma la cronicidad de vez en cuando
sin evitar el líquido salado que moja un lecho de derrumbes.
El a-diós no lo ve y se asimila a un sin-dios.
El otro se asegura a un tronco que está por quebrarse
y no nota la inseguridad de un par de frases que tardan en llegar.
Ni siquiera quieren golpear la puerta…
¿Acaso la abrirán,
o quedará en el sonido hueco de un golpe que sólo rebota en mi?
Un golpe que rebota y me bota,
que me descascara e inventa una melodía hecha de espumas.
¿Soy yo o es la envidia de lo que fui?
¿Es él o era?
¿Es él o seguirá siendo?
“No sir… not me, I am free”
I’m not anyone, pero esa libertad utópica
no me pertenece, sino hasta mañana.

No hay comentarios:

Peces