martes, 12 de mayo de 2009

Duerme niñita

Duerme niñita, entre los lirios de la alfombra,
olvida el calendario que tiende a repetir
las mismas sombras que se enfrentan a tus pasos
brotando en destellos que retroceden con sigilo.

Ni siquiera los gritos derretidos que atraviesan el umbral
que incesantemente susurran sobre tu espalda
abrirán la ventana de luz que se alejan de la realidad,
sollozando en el pasillo del muro de tus sueños.

Duerme niñita, acurrucada en los brazos de un recuerdo,
admirando el silencio que poco a poco se desata.
Alejándote del verbo de la injusticia,
de los presentes corporales de la bestia que te tiene aprisionada.

El olor a tabaco que destilan sus manos,
hurgando entre la inocencia de futuras miradas
recogen, sin un mísero pensamiento
el sepulcro de tus días felices.

Duerme niñita, que en el regazo de esta noche sin tormenta
serás el ave que privada de su plumaje
surcará el cielo más allá del tiempo,
a la espera de un nido que no detendrá la sonrisa añorada.

Duerme niñita, yo seré tu compañera
ahogando los espacios de aquél inconciente
sosteniendo tu mano en el vacío
llevándote a mi lado, sin sollozos ni escalofríos.

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