martes, 15 de diciembre de 2009

Y te dosificas en flor

Vas dosificando los besos
y gota a gota
se deslizan
hasta el punto exacto
donde mis pies resbalan.
Te haces invisible en mis venas
y en estropajos agujereados
equivalentes a una carne de gallina,
tiesa y regalada.
Tras un sueño vespertino
corre el esqueleto
anestesiado como un animal sin pulso,
alucinando en la caída del sol.
Voces inconscientes
en un movimiento de decorticación,
festejan un bostezo elemental
en santidad y exorcismos banales.
Y va amaneciendo;
y se van estrujando las tablas;
y llegas en el alma de una flor
que sopla,
así como tus besos,
una quimera ajena a lo que soy.

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