Pude ver nubes pintadas de lágrimas,
un saludo plagado de encantos marchitos
pero no vi el adiós que entregó tu soledad.
¿Qué más da rociar con verbos una explicación
o levantar adjetivos a un sinfín de dudas?
Simplemente,
no soy una vocal.
¿Qué sentido tiene hacerle el amor a una historia
y llorar al envenenar su verdad?
Simplemente,
deseo moverme como tú.
Pude ver que no soy yo
aquella que va y regresa.
Pude ver que no es el lugar
sino el instante
que señala,
una y otra vez,
que quizás
me equivoqué.
Sin embargo sigo aquí sentada
con la convicción de que lo que parece ser
no lo es.
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