martes, 15 de diciembre de 2009

Sentada en el mundo

Pude ver nubes pintadas de lágrimas,
un saludo plagado de encantos marchitos
pero no vi el adiós que entregó tu soledad.
¿Qué más da rociar con verbos una explicación
o levantar adjetivos a un sinfín de dudas?
Simplemente,
no soy una vocal.
¿Qué sentido tiene hacerle el amor a una historia
y llorar al envenenar su verdad?
Simplemente,
deseo moverme como tú.
Pude ver que no soy yo
aquella que va y regresa.
Pude ver que no es el lugar
sino el instante
que señala,
una y otra vez,
que quizás
me equivoqué.
Sin embargo sigo aquí sentada
con la convicción de que lo que parece ser
no lo es.

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