domingo, 27 de septiembre de 2009

Es mío tu vientre, Virginia

¡Virginia! souvenir de pieles en abismos
que se aíslan en el retroceso de un beso.
Arrebato de espejismos blancos,
tranparentes y ocultos bajo los brazos
que acurrucan marcas de caricias
atadas a un segundo que no es tuyo.


¡Virginia! te llamé entre manos agrietadas
y no encontré más que lenguas;
una copa envenenada de sudor
y un roce de dientes entrelazados.


Usurpé tu nombre y lo abracé a mi cintura.
Tropezando un par de veces en los hilos de sábana
que vistieron la semilla de mi ausencia,
te dibujé una mañana sin nubes
y una flor en el vientre que ayer tuyo,
hoy es mío.


¡Es mío tu vientre, Virginia!
Mío, como el acento que grabé en tu ombligo
al besar el borde de tu pelvis,
como el lecho agridulce que tejí al beber tus dedos.


Palpo las ansias que nacen en tu soledad
y me pierdo en el fuego que morirá en tu olvido.

2 comentarios:

Garsil dijo...

Buenas tardes... Después de la pasión,
queda el riesgo del olvido yerto,
amar como el vivido en Virginia,
fuego total degenera la proyección,
rompimiento del infierno.
Gracias por la ilusión. Garsil

cristianb dijo...

pienso que el hombre no deberia obsecionarse con una mujer que deberiamos fijar una mejor finalidad en la vida .benitez 11-b

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