domingo, 9 de septiembre de 2012


Mientras tu boca va olvidando mi nombre,
la mía aprende a deletrear el tuyo.
Mientras tus manos recorren otros caminos,
las mías se deshacen en despedidas.
Mientras esperaba,
noté que la acera se hizo grande
y las calles fueron quedando atrás.
Noté que tus pasos se detuvieron
y yo seguí mi camino.
Nos rendimos.

1 comentario:

Anónimo dijo...


No hay medidas ni definiciones exactas para la poesía, pero cuando ella asoma su rostro y termina mostrándose totalmente en un texto, la lectura se vuelve muy placentera…

Me gustó mucho tu escrito,
amiga Sureña… Un fuerte abrazo!

Peces