lunes, 19 de diciembre de 2011

Lucía

Ese paso indestructible del futuro,
de cuando se perdió la madrugada en las frutas
y se hizo espuma el vientre que ya no me pertenece.
Pude olerte en las noches,
desearte en las palabras que no pronuncié
y sentirte, sabiendo que no estuviste,
ni estarás.
Lucía,
Lucía,
pudiste ser un sol,
incluso más que yo;
una migaja en el suelo
o una pluma solitaria,
pero preferimos hacerte perfecta.
Perfecta e imposible de existir.
Ya no serás un asunto pendiente
y aquí nos tienes,
presos en un calendario sin fechas ni onomásticos,
hablándote al revés,
porque así debió de ser,
porque la cobardía te pisoteó
y en la siguiente página no estará tu nombre.
Lucía,
Lucía,
Lucía,
un albedrío, un suicidio.
A ti ya te escribí Lucía,
e insistes en aparecer en mis cenizas,
en mis azules.
Inimaginable en tu esencia
y eterna en mis olvidos.

1 comentario:

Anónimo dijo...


Carajo! Qué poema!

Peces