viernes, 3 de diciembre de 2010

Rodillas cabizbajas



Mis dedos, como rieles al viento
acorralados en las luces de otoño,
palidecen ante la ignorancia de los olvidos.
Aquellos olvidos que renacieron en la ausencia,
desde el tiempo en que se esclavizó la almohada
y el temor a rozar sus bordes.
Mis rodillas cabizbajas viven en pecado.
Ya no besan el suelo,
sólo observan desde lejos
los augurios del regreso inevitable
que se le restó a la historia.
Sé que todo lo que fue
seguirá siendo “lo” que fue.
Que el verbo no se hizo carne,
que la cicatriz de mi ombligo dejó de hablarme
y que son mis pies,
los que le sonríen hoy a tus zapatos.

1 comentario:

Garsil dijo...

Buenas tardes... Tiempo vivido,
gastado con ilusión,
dura la vida.
Gracias. Garsil

Peces